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Tengo limpia la conciencia, pero eso no quiere decir que sea justo. El Señor es el que tiene que juzgarme. Por eso, no se precipiten a sacar conclusiones sobre si alguien es buen siervo o no. Esperen a que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón. Cuando ese momento llegue, cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca.

He estado hablando de Apolos y de mí mismo para beneficio de ustedes, para que aprendan de nosotros lo que significa «no ir más allá de lo que está escrito». Así no andarán presumiendo de que un servidor es mejor que otro.

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